EDUCANDO A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA POSITIVA
EDUCANDO A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA POSITIVA
“¿De dónde sacamos la loca idea de que para que un niño se porte bien
primero hay que hacerlo sentir mal”
Jane Nelsen.
La disciplina positiva fue creado por la Dra.
Jane Nelsen, Lynn Lott, Cheryl Erwin y otros. Es una filosofía de vida, basada
en el respeto mutuo entre niño/a y adulto. Ayuda a los mayores a entender la
conducta inadecuada de los menores, promoviendo actitudes positivas hacia ellos
y enseñándoles a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas
interpersonales.
Tengamos en cuenta que desde el nacimiento los
niños y las niñas tienen interés por sentirse conectados con los demás y
está comprobado que los que tienen ese sentido de vínculo con su comunidad, con
su familia y con la escuela, muestran comportamientos adecuados o lo que se
suele decir, se portan mejor.
La disciplina positiva se basa en cinco pilares
en los que os recomendamos recapacitar e instaurar en nuestro método educativo:
1.
Respeto mutuo.
Tratar a los niños y a las niñas con amabilidad, respetando las
necesidades del menor, respetando nuestras emociones y las de ellos estaremos
cimentando el primer pilar de una buena educación. Así corroboramos nuestra
firmeza como adultos y le guiamos en lo que queremos de ellos.
2.
Aprender de los errores.
Los errores son una oportunidad para educar. Una
disciplina efectiva es la que busca las razones que hacen actuar a los niños de
cierta manera y trabajar sobre esas razones para cambiar la creencia en lugar
de intentar cambiar solamente el comportamiento.
Para ello también creemos que es necesario aprender
también de nuestros propios errores, analizando aquellas situaciones en las que
hayamos perdido el control y plantearnos las creencias que hay detrás y
posibles cambios de comportamiento.
3.
Sin castigos.
Una disciplina que enseñe no es ni permisiva ni punitiva.
La disciplina positiva anima a enfocarse
en soluciones en lugar de castigos. No olvidemos que lo que queremos es educar
en el respeto a sí mismo y en los demás, para ello usar métodos donde sólo
reciba algo negativo sin un diálogo y sólo con una consecuencia desagradable,
lleva a obedecer en ese momento, pero sin reflexionar en el motivo de por qué
hacerlo. Al final ¿conseguimos que se porte bien? Sí, pero ¿bajo qué coste? Te
obedecerá a ti pero ¿y a los demás? ¿Respetará sus creencias luego cuando esté
con sus amigos? ¿O sólo le estamos enseñando a obedecer? Porque esto también lo
hará en el grupo de iguales…
El castigo es efectivo a corto plazo, pero tiene consecuencias
negativas a largo plazo. Hablaremos en el próximo artículo sobre las
alternativas al castigo.
4.
Comunicación efectiva.
Es necesario ofrecer habilidades
para resolver
problemas fomentando el sentido de comunidad y conectando con sus emociones,
empatizando con el menor. Para ello la comunicación con ellos no puede basarse
en el miedo y en el respeto unilateral, sino en la confianza, el amor y el
respeto mutuo.
5.
Alentar (en lugar de
alabar).
Cuando alentamos, ponemos atención al esfuerzo y la mejoría, no
simplemente al éxito. Esto fortalece la autoestima y
le estimula a continuar. Alentar es animarle a seguir, ofrecerle alternativas
ante los bloqueos y acompañarle en ese camino. No basta con alabar lo que ya ha
conseguido, porque si no lo ha conseguido ese esfuerzo no se vé recompensado,
debemos resaltar el esfuerzo que ha realizado para llegar hasta ahí
independientemente del resultado.
Como conclusión reconocer que los niños y las niñas necesitan ser vistos. Necesitan, como bien dice
la disciplina positiva, pertenecer a un grupo, necesitan de nosotros, necesitan
nuestra presencia… pero no solo presencia física, necesitan nuestra atención y
nuestro tiempo.
Por
último debemos plantearnos muy seriamente el tiempo que realmente empleamos con
nuestros hijos e hijas y si estamos cubriendo sus necesidades, siendo muy
importante estar ahí cuando nos necesiten, y además de la
manera en la que ellos nos necesitan.
Dediquemos
tiempo valioso a nuestros hijos e hijas, pongamos en orden nuestras prioridades
y responsabilicémonos de ellas.
“Primero la conexión
y luego la corrección”
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