Porque hemos empezado a jugar.

 

El año pasado nuestra Asociación ha empezado una nueva actividad de talleres lúdico -creativos para menores. Mucha gente se preguntará como puede encajar una actividad de esta naturaleza con nuestro trabajo. Al final los/as niños/as están simplemente jugando, aunque los antiguos romanos solían decir“ Ludendo docere” ya hace mucho siglos.

El valor educativo de las actividades lúdicas es universalmente reconocido y considerado en los campos pedagógico y psicológico, especialmente en lo que se refiere a la infancia, aunque en las últimas décadas se ha "descubierto" como una herramienta de trabajo muy útil para cualquier grupo de edad.

A pesar de esto, aún hoy el concepto de "juego" se asocia simplemente al ocio o incluso a una distracción que quita concentración y tiempo para las cosas importantes de la vida, como el trabajo, la escuela o las actividades extraescolares en el caso de niños y adolescentes.

Las nuevas metodologías del campo psicopedagógico que se están difundiendo, en particular la de la Didáctica Lúdica en pedagogía y la de los talleres en psicología, avalan y demuestran, sin embargo, que no sólo es inexistente esta incompatibilidad, sino que sí es posible “Jugar en serio” y que es una de las formas más efectivas de interactuar con los alumnos y ponerse en contacto con las personas usuarias.

Partiendo de los trabajos de Piaget, Vygotsky, Rogers y otros ilustres psicólogos y pedagogos, que reconocen la importancia del juego a nivel de desarrollo psicológico y en la metodología educativa, el método lúdico aplicado a las disciplinas psicopedagógicas pretende dar respuesta a las necesidades de las personas usuarias a través de experiencias emocionalmente cautivadoras y gratificantes y un lenguaje cercano, actual y comprensible para todos.

El enfoque lúdico se puede proponer a sujetos de cualquier edad y nivel educativo y consiste en una actitud curiosa y de descubrimiento, una mirada exploratoria e inquisitiva hacia el individuo mismo y sus experiencias. Es una estrategia de tipo experiencial, que privilegia el aspecto heurístico y el descubrimiento a través de la práctica del “hacer” en la que el usuario es protagonista de la construcción de sus propios conocimientos, emociones y sensaciones y aprende a conocerse a sí mismo y al mundo a través de la experimentación directa en un contexto creativo, socializador y altamente comunicativo, que permite el desarrollo de la autoestima, la autonomía y la reflexión metacognitiva.

En este tipo de abordaje es fundamental el papel de las relaciones que se establecen, ya sea entre el grupo de iguales o con el profesional de referencia (profesor/monitor@/psicólogo).

Se ha demostrado que a través de la actividad lúdica se logra implementar en el individuo no solo el crecimiento motivacional y de autoestima, sino que empuja al sujeto a tomar un rol activo y proactivo frente a su propia experiencia y la realidad que le rodea, aumenta la posibilidad de afrontar el fracaso en un entorno seguro, dando inconscientemente un valor diferente al fracaso lúdico frente al mismo experimentado en otros campos, y finalmente incrementa el aprender haciendo y la resolución de problemas, favoreciendo el desarrollo de habilidades transversales, la cooperación y la negociación, comunicación y puesta en común de reglas, organización en grupos y procesos de toma de decisiones individuales y colectivas, respeto por los puntos de vista ajenos e igualdad de oportunidades, integración y gestión de conflictos, aprendizaje cooperativo y educación entre iguales.

En este tipo de enfoque, el Juego se convierte por tanto en un poderoso medio de comunicación de conceptos y experiencias, asunto consciente y sobre todo gracias al ambiente distendido y agradable que las actividades ayudan a establecer dentro del grupo, estimulando la socialización a varios niveles en un campo distinto al cotidiano y que permite una verificación inmediata de los objetivos alcanzados.

La actividad lúdica también apoya el desarrollo de habilidades personales del sujeto como atención, concentración, calidad de presencia, que tienen efectos positivos en todos los ámbitos de la vida. El factor más importante producto de un taller, independientemente del tema tratado, es que se vive como un proceso en el que todos los integrantes del grupo entran, experimentan y disfrutan.

“La autoestima de los individuos dentro de un grupo, facilitada por el permiso para inventar, se afirma siempre con fuerza”. (L.Higgins) y

“El momento lúdico permite acercarse a las reglas y normas de la vida común al mismo tiempo que otorga la libertad de alejarse de ellas y, como también ocurre durante el juego, “los errores se pueden apreciar… hay que plantearlos como aspectos importantes del proceso creativo auto cognitivo”. (L.Higgins)

En conclusión, al igual que en las prácticas de improvisación, también en la variante educativa y psicológica de los juegos, el individuo se sitúa en el centro del proceso de aprendizaje y autoconciencia, participa divirtiéndose en la construcción activa del propio conocimiento, autonomía y conciencia.

Precisamente estas razones hacen que las actividades lúdicas se incluyan cada vez más en la planificación y diseño de cursos y talleres dirigidos a sujetos de todas las edades y niveles culturales y sea aplicado por docentes, pedagogos y psicólogos.






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