Comprar: ¿necesidad o adicción?

 "Ese momento, ese instante en el que tus dedos se cierran alrededor de las asas de un bolso brillante y perfectamente liso, y todas las cosas nuevas y geniales que hay dentro se convierten en tuyas, ¿con qué puedes compararlo? Es como llenarse la boca de pan tostado y untado con mantequilla después de pasar hambre durante días. Es como despertarse por la mañana y darse cuenta de que es sábado. Es como los mejores momentos del sexo. Todo lo demás desaparece de la mente. Es un placer puro, absoluto, total".

I Love Shopping - Sophie Kinsella.


Para muchos y muchas, las rebajas y los descuentos representan una oportunidad para comprar lo que necesitan o desean a precios más asequibles, a través de una evaluación reflexiva e informada. Sin embargo, para el 6% de los españoles, la atracción de ofertas con descuento es un detonante que desencadena una actitud eufórica poco prudente.

El Trastorno de Compra Compulsiva (CBD) es una de las "nuevas adicciones", aunque no es un trastorno detectado recientemente. De hecho, la compulsión de compra fue descrita ya en 1915 por el psiquiatra Emil Kraepelin, quien la definió como "oniomanía" del griego: "manía de comprar lo que está a la venta".

El nombre con el que se identificó originalmente la oniomanía hace que se encuadre dentro de los trastornos obsesivo-compulsivos en los que la persona está "esclavizada" a pensamientos y acciones ritualizadas subjetivamente desagradables que se siente obligada a poner en marcha para sofocar la ansiedad o, a lo sumo, entre los del estado de ánimo con el que suele tener comorbilidades.

Pero las investigaciones actuales muestran que es más correcto utilizar el término "adicción a las compras", ya que la persona obtiene placer de la actividad en cuestión, tratando de resistirlo si es necesario, solo por las consecuencias negativas de las mismas a medio y largo plazo, dada la presencia de una fuerte sensibilidad a la recompensa y la similitud con las características de otras adicciones conductuales, con la excepción del Trastorno Patológico de Adicción a Internet y la ludopatía, ninguno se encuentra aún entre los trastornos mencionados por el DSM).

En la práctica, en el caso de la adicción a las compras, el trastorno se caracteriza por una excesiva propensión a las compras injustificadas asociada a la activación de un cortocircuito neuronal del lobo frontal, que ha documentado la Flinders University en la investigación del 2018.

Oniomanía y género

En general las personas más expuestas a esta adicción son las jóvenes que se encuentran en una etapa de formación y donde cobra especial importancia la aceptación social y la pertenencia al grupo, siendo sus iguales su referente sobre lo que es adecuado y lo que no. Precisamente a esta edad, y en particular en las mujeres, es donde se encuentran la mayoría de los casos de compra compulsiva; y en especial, en aquellas que tienen mayores posibilidades económicas.

Por lo tanto, el prototipo de persona que empieza a sufrir la adicción por las compras compulsivas sería una joven de familia con posición económica media alta o alta, que no tiene que dar cuentas sobre lo que gasta, que suele realizar sus compras con amigas de una posición similar o a través de Internet, y que le gusta “ir a la moda”, encaprichándose de lo último que sale al mercado.

También puede darse un poco más adelante, en edades entre 30-50 años, pues, aunque se inicie en una edad temprana si no se llega a tratar puede durar toda la vida. Aunque este tipo de adicción, debido a los estereotipos se asocia aparente y exclusivamente al sexo femenino, también puede afectar a los hombres.

Mientras que las primeras prefieren la compra de elementos que se remontan a la imagen, como ropa, maquillaje y joyas, los segundos se centran en objetos que puedan aumentar la autoestima y la buena autopercepción, como material electrónico o coches, aspectos que en todas las formas de adicción están fuertemente comprometidos (Pani y Biolcati, 2011). Ya sea ropa, productos electrónicos o cualquier otra cosa, a menudo terminan dependiendo de las compras adquiriendo bienes que realmente no necesitan: es el acto de comprar en sí mismo lo que utilizan como fuente de gratificación y alivio.

Las características de la adicción a las compras

Los problemas que se derivan de la adicción a las compras van en detrimento de la opinión personal, aumentando sentimientos como la culpa, la vergüenza, la humillación y la vida social, empeorando cualquier problema familiar, laboral, legal y, por último pero no menos importante, financiero.

Durante los periodos de rebajas, las compras compulsivas se utilizan sobre todo como remedio contra los sentimientos de vacío y depresión porque es un intento eficaz por parte de la persona de regular sus afectos.

Algunos expertos creen que durante el acto de comprar compulsivamente, el sujeto es como si llevara a cabo una especie de "automedicación". Durante el acto, la persona no es capaz de controlarse a sí misma ni de darse cuenta de los problemas reales y las consecuencias relacionadas con su comportamiento, sino que solo siente un alivio inmediato de la ansiedad y el estrés emocional y que suele ser una sensación general de satisfacción. Es precisamente esta aparente recompensa la que refuerza el impulso dando lugar a inevitables procesos repetitivos.

De hecho, las compras compulsivas no están relacionadas con el propósito de la compra: es el acto mismo de comprar lo que crea una sensación momentánea de placer en la persona. Es una forma de adicción en la que el comportamiento está destinado a controlar y disminuir el impacto de las emociones fuertes o aumentar el estado de ánimo. En particular, lo que lo distingue de las compras "saludables" son:

• La frecuencia

• La impulsividad

• El exceso y significación emocional

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de las compras compulsivas?

Como todas las adicciones, las compras compulsivas también se caracterizan por una ligera gratificación momentánea seguida de consecuencias a veces muy dañinas. De hecho, es un comportamiento que puede llegar a ser patológico, representando así una fuente de sufrimiento y malestar para quienes lo padecen y para sus allegados.

Las consecuencias pueden afectar a diferentes esferas de la vida: desde la privada a la relacional, pasando por la laboral y la económica.

Cuando las personas con un trastorno buscan ayuda médica, es posible que ya se encuentren en una situación dramática o endeudadas con los miembros de la familia en la oscuridad sobre las cuentas en rojo. En particular, encontramos:

• Deudas o quiebras

• Riñas, mentiras y problemas de relación con la pareja y los miembros de la familia

• Pérdida de empleo

• Aumento del estrés, la ansiedad y el pánico

• Pérdida de aficiones y actividades de ocio por falta de recursos económicos

¿Cómo "sanar" y reducir el daño de la adicción a las compras?

La oniomanía puede dar lugar a perfiles patológicos muy variados relacionados tanto con el tipo como la gravedad.

Para tratarte o simplemente revisarte, puedes recurrir a los servicios locales de salud mental que pueden ser de ayuda en los casos más graves. La psicoterapia cognitivo-conductual, tanto individual como en grupos de ayuda mutua, ha demostrado ser eficaz en el control de los mecanismos que conducen al despilfarro del dinero.

También hay estrategias de moderación que se pueden adoptar a nivel individual:

• Evite las tarjetas de crédito

• Evite las compras en línea

• Establecer un presupuesto

• Trabajar el reconocimiento de emociones

• Escuchar más nuestras necesidades

• Ir acompañado de alguien al entrar en una tienda

• Dedique más tiempo a actividades que disfruta pero que han sido interrumpidas

En conclusión, hasta que este tipo de trastorno sea reconocido formalmente, es fundamental concienciar a la población sobre este problema y proporcionar un apoyo psicológico adecuado a las personas implicadas.







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