Día Internacional contra el abuso y el Trafico Ilícito de Drogas: una llamada a la reflexión y a la acción.

 


Hoy, 26 de junio, se celebra el Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, declarado por las Naciones Unidas (Resolución 42/112 del 7 de diciembre de 1987). 

Este año el tema de la UNODC para este día es la prevención, como estrategia esencial para detener el flujo de drogas que alimenta la delincuencia organizada en todo el mundo.

A pesar de que nuestra sociedad ha asimilado gradualmente el uso de drogas, ya no como algo necesariamente relacionado con la desviación y la infracción, el trastorno por consumo de sustancias es una enfermedad crónica pero persistente, con un curso constante, que provoca dificultades físicas y psicológicas en un segmento significativo de la población.

España es el quinto país con el gasto más alto para los ciudadanos con adicción (datos de la OCDE de 2024).

Además, nuestra nación enfrenta el desafío de ser uno de los principales puertos de entrada de drogas en Europa, especialmente de cocaína proveniente de Sudamérica y hachís de producción de Marruecos.

Por ejemplo, en 2023, registramos la mayor incautación de cocaína de la historia (9,5 toneladas) en un solo cargamento, oculta en plátanos procedentes de Ecuador, lo que demuestra su importancia como punto de entrada para el narcotráfico a Europa.

Por esta razón, "se requiere disminuir la demanda mediante la inversión en educación, tratamiento, acciones para disminuir los daños y la asistencia, asegurando siempre el respeto a los derechos humanos".

Además, con motivo del Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, también se encuentra activa la campaña global "¡Suport! Don't Punish" ( "¡Apoya! No castigues" en español), que promueve las políticas de drogas que valoran la salud pública y los derechos humanos, en vez de penalizar a aquellos que las utilizan. 

Para explicarlo mejor el núcleo de este movimiento colectivo radica en el entendimiento de que los usuarios no deben ser juzgados y que los servicios sociales y de salud deben estar accesibles de manera sencilla para aquellos que los requieren.

Debemos reconocer que España destaca por una serie de leyes y políticas innovadoras en materia de drogas. No se trata solo de clubes sociales de cannabis, sino de políticas de reducción de daños que, si bien no son homogéneas a nivel regional, convierten a España en uno de los ejemplos más interesantes, ya que el consumo y la posesión de drogas para consumo personal nunca han sido simplemente criminalizados en su Código Penal y ha creado discretamente una de las redes de reducción de daños más extensas de Europa. 

Pero a pesar de que España es un líder silencioso en políticas innovadoras de drogas durante más de tres décadas, y a pesar de que el consumo de drogas ya no está directamente asociado con la desviación y la transgresión en la sociedad (pensemos en la progresiva legalización del cannabis en el mundo, de los estimulantes utilizados para socializar o para mejorar el rendimiento, de las drogas utilizadas, sin receta, como “aditivos”, el consumo de sustancias, ya sean legales o ilegales, que se relaciona cada vez más con personas que viven una vida “normal” e integrada o hasta el extremo en que a veces el consumo de sustancias se relaciona con conceptos ganadores, como el éxito y la notoriedad, como los próximos “Enhanced games” de 2026),

HOY EN DÍA, APOYAR PÚBLICAMENTE LA IMPORTANCIA DE NO ESTIGMATIZAR A LAS PERSONAS QUE CONSUMEN DROGAS ES SOLO DE CARA AL PÚBLICO. 

Tenemos ejemplos muy recientes que demuestran que incluso la mera sospecha de consumo de sustancias puede utilizarse, incluso en los medios de comunicación, para atribuir cualidades negativas a personas específicas. Véase el caso de Elon Musk, quien se vio obligado a mostrar su análisis de orina en redes sociales para demostrar públicamente que no consume drogas, con resultados contradictorios. Incluso siendo Elon Musk, el estigma de "drogadicto", una vez aplicado, es difícil de eliminar en poco tiempo.

Nos referimos a esta historia, como emblemática, para evidenciar lo complicado que puede resultar para un individuo ordinario, superar ese obstáculo que representa el estigma.

¿Hay que tocar fondo para volver a levantarse?

Quién sabe, pero en nuestra experiencia hemos conocido a muchas personas que no lo han logrado: no tanto en abandonar las drogas, sino, más bien, en liberarse del estigma que puede causar incluso más daño que el efecto de las sustancias, desde muchos puntos de vista.



Tal vez este año, debido a los eventos que están ocurriendo a nivel mundial, el 26 de junio pase más inadvertido de lo habitual. No obstante, no sería incorrecto proporcionarnos tiempo y espacio mental para meditar sobre el estigma: un efecto secundario de la batalla contra las drogas, tal como se ha declarado y ejecutado a lo largo del tiempo. Un efecto secundario que se puede emplear como herramienta para tentar con disparos aislados o, incluso, en ráfagas, a las personas y su dignidad.




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