El "peligro" de volver a la rutina


Ir de vacaciones es bueno para la salud.

Es una verdad tan clara y generalizada que no hace falta consultar los innumerables estudios científicos sobre el tema, que demuestran que relajarse o descansar es una necesidad para todas las personas que mejora la salud mental y la calidad de vida al reducir el estrés, mejora el estado de ánimo, estimula la curiosidad y fortalece los vínculos sociales existentes y crea nuevos. 

Sin embargo, como hemos explicado en publicaciones anteriores (como https://www.instagram.com/p/DM7LDRgKhvo/?igsh=MWJ4bWs5cDQzYmdkOA==), puede ser un factor de riesgo para quienes son propensos a desarrollar una adicción o ya la padecen (los cambios en la rutina, la exposición a situaciones de riesgo, el acceso a sustancias o conductas adictivas, los cambios emocionales, la ansiedad, el estrés vacacional, la falta de redes de apoyo habituales son factores que predisponen al consumo y a la recaída).

Pero ¿Qué pasa cuando regresas de las vacaciones y tienes que retomar una rutina que quizás no te guste? 

Muchas personas se abruman por las responsabilidades y el estrés diarios y experimentan melancolía.

Para algunas personas, estos sentimientos se convierten en algo más profundo y difícil de manejar. 

En este caso se habla de estrés postvacacional y depresión postvacacional. 

La depresión que se presenta tras las vacaciones y el estrés relacionado tienen una conexión significativa, ya que la primera puede ser desencadenada por el segundo. Ambos pueden repercutir de manera grave en la salud mental, sobre todo en individuos que están en riesgo de desarrollar una dependencia, que están bajo tratamiento o que poseen antecedentes de adicción.

En lo que respecta al estrés postvacacional, es fundamental destacar que no impacta de igual forma en todas las personas y que no necesariamente se transforma en depresión. 

Pero si se subestima este malestar y se entrelaza con síntomas como sentimientos de vacío y tristeza, dificultades para adaptarse a la rutina, pérdida de interés en actividades, alteración del sueño y de la alimentación, dificultad de concentración, falta de energía,  ansiedad y afecta la capacidad diaria del individuo; en tal caso, se ha instaurado una depresión.

En el caso de personas en riesgo de desarrollar una adicción o con un historial de adicción, puede ser especialmente peligrosa., porque la depresión y las adicciones están estrechamente relacionadas. 

Las personas que sufren de depresión pueden recurrir a sustancias o comportamientos adictivos como una forma de automedicarse y buscar alivio temporal al malestar emocional. Sin embargo, este mecanismo puede llevar a un círculo vicioso, donde la adicción perpetúa tanto la depresión como la adicción.

En el segundo caso, el regreso a la rutina, la desconexión social y la sensación de soledad pueden reactivar patrones de estrés y aumentar el riesgo de recaída. 

Por eso es fundamental reconocer los síntomas de esta tipología de depresión e identificar las causas (cambio en el ritmo de vida, expectativas insatisfechas, retorno a la soledad y/o desconexión social, problemas previos de estado de ánimo, tipología de personalidad, insatisfacción con la vida diaria, ambiente laboral) y mitigarlas en el intento de prevenirlas. 

Para mitigar la posibilidad de desarrollar adicciones o experimentar una recaída, es importante implementar estrategias que permitan afrontar de forma eficaz el estrés y la depresión tras las vacaciones.

Entre las estrategias más efectivas encontramos:

- Planificar con anticipación el regreso a la rutina: antes de regresar a la rutina, planifica tus actividades y tareas para evitar sentirte abrumado.

- Establecer y mantener una rutina saludable y equilibrada: crea una rutina diaria que te ayude a sentirte más organizado y enfocado, que incluya actividades saludables y de apoyo, como ejercicio o meditación, y actividades que disfrutes y te hagan sentir bien.

- Practicar la autocompasión: sé amable contigo mismo y reconoce que es normal sentirte triste o abrumado después de una vacación.

- Buscar apoyo social y emocional: habla con amigos o familiares sobre cómo te sientes, pero si los síntomas persisten o empeoran, busca ayuda profesional de un terapeuta

Ese terapeuta podría estar laborando en Volver a la Vida, un lugar donde comprendemos la singularidad de cada individuo y sabemos que lo que resulta eficaz para uno puede no serlo para otro. Por esta razón, nos esforzamos en descubrir lo que es efectivo específicamente para ti.

Si necesitas apoyo y/o ayuda, contáctanos: volveralavida@hotmail.com / 651 85 59 41.

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