El riesgo de las redes sociales

 


El riesgo de las redes sociales

En nuestra Asociación trabajamos cada día con menores y sabemos que las redes sociales forman parte de su vida cotidiana. Son una herramienta de comunicación, aprendizaje y diversión, pero también conllevan riesgos que no siempre son fáciles de detectar.

Los expertos hablan de cuatro tipos principales de riesgos a los que los niños/as y adolescentes pueden estar expuestos en el entorno digital. Comprenderlos es el primer paso para acompañarlos mejor.

1. Riesgo de Contenido

En internet circula de todo: violencia, imágenes sexuales, discursos de odio, noticias falsas... Muchas veces los menores acceden sin querer, otras veces por curiosidad. El problema es que estos contenidos pueden generar miedo, confusión o normalizar conductas poco saludables.

2. Riesgo de Contacto

Uno de los mayores riesgos es que un adulto intente establecer contacto con un menor con malas intenciones, lo que se conoce como grooming. También pueden aparecer situaciones de acoso o manipulación. Por eso es fundamental enseñarles a no compartir datos personales con desconocidos y a contarnos si algo les incomoda.

3. Riesgo de Conducta

No todo viene de fuera: a veces son los propios menores quienes participan en riesgos como el ciberacoso, la difusión de fotos íntimas o la pertenencia a grupos en redes que promueven hábitos peligrosos (trastornos alimenticios, autolesiones...). Es importante que sepan que lo que pasa en internet también tiene consecuencias reales.

4. Riesgo de Contrato

Este riesgo es quizás el más invisible, pero no por ello menos peligroso. Los niños y adolescentes, al usar redes sociales o aplicaciones, a menudo aceptan “contratos” sin leer ni comprender lo que significan. Eso los puede exponer a la explotación comercial a través de publicidad engañosa, juegos de apuestas, compras dentro de las aplicaciones o marketing inadecuado para su edad.

Además, muchos de estos procesos están mediados por algoritmos que recogen y utilizan sus datos personales sin que ellos sean conscientes. Esto abre la puerta al robo de identidad, fraudes o estafas.

Por todo esto, es fundamental que las familias acompañemos a nuestros hijos e hijas enseñándoles a leer con cuidado lo que aceptan, pedir ayuda antes de registrarse en una plataforma nueva y proteger siempre su información personal.

 

¿Qué podemos hacer las familias?

Las redes sociales no son el enemigo, pero necesitan un acompañamiento cercano y constante. Algunas recomendaciones:

  • Hablar con ellos de lo que ven y hacen en internet, sin juzgar, para que confíen en contarnos sus dudas.
  • Poner límites claros de tiempo y de uso, adaptados a la edad.
  • Explicar por qué no deben compartir información personal ni fotos privadas.
  • Enseñarles a identificar cuándo una situación en redes no es adecuada y a pedir ayuda a un adulto de confianza.
  • Predicar con el ejemplo: también los adultos debemos cuidar cómo usamos las redes.

En conclusión, las redes sociales pueden ser un lugar de crecimiento y aprendizaje si los menores cuentan con el apoyo y la guía de sus familias. No se trata de prohibir, sino de acompañar con cariño, diálogo y límites saludables, para que aprendan a moverse en internet con seguridad y confianza.


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